PLATÓN EN LA CAVERNA TELEFÓNICA ROJA


    Vuelvo a la carga, un poco retrasado y descontextualizado, después de un principio de verano intenso. Un nuevo spot al que sacar mucho partido filosófico, aunque cada vez interese menos la filosofía, porque vivimos en una época en que la verdad no tiene importancia o se podría decir que interesa tanto como distinguir verdad y apariencia: nada. 

    De eso va precisamente el anuncio de la reciente fusión entre Orange y MásMóvil, de un clásico, la Caverna Platónica. Puesto que quizá lea esto algún joven imberbe, (sería suficiente con que alguien lo leyese en general 😂) contextualizo un poco. Este spot no es si no el final de El Show de Truman una película del año 1998 en la que una persona ha vivido durante toda su vida en un reality show, es decir, que su vida transcurre en un plató de televisión. Lo interesante de la cuestión es que el protagonista no era consciente de ello hasta que diferentes circunstancias que se van produciendo en su mundo le hacen sospechar. Si bien estas sospechas consiguen ser inicialmente controladas por el todopoderoso director, casi un Dios, de la vida de Truman, el inocente protagonista, finalmente superando las dificultades de una travesía por el mar llega al final de su mundo, es decir, del decorado de televisión dónde se da cuenta de que su vida es una ilusión, un gran engaño. Encuentra la salida de la oscura caverna en la que ha transcurrido toda su vida. 
    De lo más interesante de la película, al menos desde un punto de vista filosófico, es que la razón por la que se permite que Truman conozca que vive en una simulación, en una ilusión, es porque la audiencia en determinado momento actúa como crítica y exige que no se obligue al protagonista a permanecer en ese mundo. Y esa es la secuencia elegida por el anuncio; darle a elegir. 
    La escena de la película es muy similar al anuncio. Hay dos diferencias claras que particularmente me llaman la atención. La primera es que el protagonista del spot no golpea el decorado cuando se incrusta con el velero en él. ¿Hay algún motivo de peso para tal omisión?
    La otra diferencia que me llama poderosamente la atención es que en el spot falta la intervención del director del reality, más allá de la razón evidente de la duración y el coste económico que supondría. A modo de resumen, en una aparición sobrenatural con una voz literalmente divina por proceder del "cielo", del exterior de la caverna, el director del programa habla en un tono paternal a Jim Carrey, el actor que da vida al protagonista. Argumenta que a pesar de haberse percatado del engaño, no es tan grave como a él le parece. La vida no es más valiosa fuera de la televisión que en el plató; hay las mismas mentiras, pero dentro será más feliz porque él es el protagonista. Por si esto no fuera suficiente hace felices a millones de telespectadores.  El director argumenta que el miedo a la vida, la aventura y la incertidumbre que conlleva, impedirán que deje ese mundo. Sin embargo Truman decide abandonar la seguridad y la felicidad de cartón-piedra hacia un destino desconocido pero real, verdadero, un poco como el Zaratustra de Nietzsche que renuncia a Dios y asume la vida con toda su crudeza. La verdad y la realidad antes que el goce fraudulento.
     La referencia filosófica evidente del Show de Truman, solamente introducida al principio de este escrito, aunque salpicando con toda la intención todo este relato, es El mito de la caverna platónico. Como supongo de todos conocido, un resumen sucinto. Un grupo de personas está encadenada en el fondo de una cueva de tal forma que piensan que las sombras que se proyectan en la pared del fondo que ellos siempre ven es la realidad, cuando en verdad esta se encuentra a sus espaldas; es decir, viven engañados, una falsa realidad, una ilusión. Así pues, la liberación y la salida de la cueva que pasa por una escarpada subida permite el acceso a la realidad auténtica. Sin embargo, en este caso, la muerte de Dios en Nietzsche, la eliminación de ese mundo no nos deja ante la realidad verdadera; al contrario: todo es apariencia. El fondo del discurso del director. Truman elige así un salto al vacío. Planteado de esta forma, Nietzsche, el gran crítico, no es capaz de escapar a su propio nihilismo; nada tiene más relevancia, ni siquiera la vida y sus valores como propone el filósofo alemán.
    De vuelta al spot, de forma mucho más simple y evidente, apuesta por Platón: el mundo que viene. Sigue creyendo en un mundo nuevo, real, verdadero; la alternativa. No cabe pues el mensaje del director. La pastilla roja en vez de la azul que todos conocemos de la famosa escena de Matrix; cuando la realidad que se "espera" es la verdad: bueno, bonito y barato.
    Si sabéis un poco de filosofía veréis cierta inconsistencia en esta interpretación de Nietzsche. Espero aclararla ayudándome del tiempo que vivimos. 
    El Show de Truman se estrena en la época dorada de los programas de telerrealidad, a saber "Gran hermano" y su prole, y su éxito ha sido tal que a día de hoy es difícil encontrar en ese medio programas que no se incluyan en algún momento en ese género: un síntoma de nuestro tiempo. No es suficiente contraargumentar que ya nadie ve la tele; en particular las nuevas generaciones. Los productos audiovisuales que consumen tienen características similares. 
    El documental "Generacion matrix", en el vigésimo quinto aniversario de la película, termina con una entrevista a sus dos protagonistas. Keanu Reeves, en el papel de Neo, el principal, relata que fue a cenar a casa de un amigo y que les cuenta a sus niños que Matrix, película que esta generación no ha visto, trata de  alguien que quiere distinguir lo que es real. Reproduzco casi literalmente su final que son las últimas palabras de Keanu Reeves:

-" Y la niña me dijo: por qué. 
-¿Como que por qué¿
-Qué más da si algo es real o no...
-Yo no daba crédito. ¿No te importa si algo es real o no?
-Y dijo...NO".

    En su momento Matrix me deslumbró; hoy me ha traído a la mente "La cabina", un audiovisual de media hora de Garci, Mercero y José Luis López Vázquez (pesos pesados del cine español) y nada menos que de ¡1972!. 😁 Y no, no es en blanco y negro. De hecho, la cabina de teléfono es de un destacado color rojo, quién sabe si recordando a las famosas londinenses. El caso es que esta media hora comienza con unos desconocidos que instalan una cabina de teléfono con la puerta entreabierta en una plaza. Un transeúnte entra con la intención de hacer una llamada y justo cuando descuelga el teléfono sin causa aparente, como accidentalmente, la puerta se cierra. La trama se vuelve interesante porque después es incapaz de abrir la puerta y por tanto de salir...  Y no os cuento más para obligaros a disfrutarla, entre la ciencia ficción y el terror, que está gratis en RTV Play. Bueno, solo un spoiler más. La película termina con la instalación de otra cabina en otra plaza, sí, con la puerta entreabierta. Y como ya me he extendido mucho, ahí lo dejo, para que busquéis significados simbólicos y la comparéis con Matrix, en particular con la elección de Neo entre la píldora roja y la píldora azul. ¿Elegiríais la píldora roja? ¿Os resultaría indiferente como a nuestra niña? ¿O es que esencialmente no se puede escapar de la cabina roja?
Nota para el publicista. Orange ¿Qué mundo nuevo? ¿Qué puedes ofrecer? Y si no hay novedad, no hay cambio, y si no hay cambio no hay verdad... o todo es verdad.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Libertad ING: Inexplicable Necesidad de Guasa. Con la desinteresada colaboración de Chat GPT 3.5 (o de la claudicación del ser humano).

NORIT, EL DETERGENTE FILOSÓFICO

Apple y el espíritu absoluto de Hegel