Resines y Kant en la ONU.


    El que más y el que menos, incluidos los jovenzuelos, conoce al actor protagonista de la campaña publicitaria que hoy abordamos: Antonio Resines.

Si bien es innegable el tirón que tiene por sí mismo, sus circunstancias vitales, nunca mejor dicho, han hecho que estas últimas semanas haya estado muy presente en los medios. Lo recuerdo para quién no lo sepa. Enfermó de coronavirus y ha estado más de un mes ingresado, incluso en la UCI, peligrando su vida. Las muestras de cariño y de ánimo han sido innumerables lo cual el actor ha agradecido. Hasta aquí un comportamiento ejemplar por todas las partes.

Y entra en juego una de las marcas comerciales a las que representa: "Másmóvil." El spot en el que nos fijamos no está elaborado con material reciente. Parece evidente, o al menos eso pretenden los creativos, que son secuencias de otros anuncios que el actor ha rodado para esta empresa, incluidas tomas falsas. Se han seleccionado aquellas en las que el actor se muestra más cercano y natural, que seguramente es uno de los atributos que más gustan al público. Y todo ello con la intención de unirse a esa ola de solidaridad y de muestras de cariño con el actor. Incluso se puede llegar a pensar que no se ha grabado un spot nuevo por no molestar al actor ya que tiene que descansar tras esta larga estancia en el hospital. 

Expresándolo en castellano clásico, no creo que se le escape a nadie: aquí hay gato encerrado😏. 

Indudablemente era el momento ahora de hacerlo, y eso pudiera hacernos pensar que de ahí la precipitación y las tomas falsas, pero no es esa la razón. Hablamos de negocios; ahora es el momento de asociar más la imagen de la marca con el actor. No parece que haya dinero por ningún sitio; solo emociones, sentimientos: "Te queremos aún más de lo que te quieres a ti mismo. Bienvenido de vuelta." 

En tiempos de crisis como los que vivimos, también están en crisis los valores morales o al menos se exhiben unos valores que muy pocos abiertamente estiman. Por contraste, vuelvo a Kant.  Suena a retrógrado, viejuno, incluso religioso y sin embargo parece inevitable ver en estas ideas un faro que seguir para no naufragar en la tormenta en la que nos encontramos. En este caso, una vez más de su "Fundamentación de la metafísica de las costumbres". Quitadle todo el contexto y todo prejuicio, en la medida de lo posible, y simplemente quedaos con las ideas de este texto: 

"En el reino de los fines todo tiene o un precio o una dignidad. Aquello que tiene precio puede ser sustituido por algo equivalente, en cambio, lo que se halla por encima de todo precio y, por tanto, no admite nada equivalente, eso tiene una dignidad."

Una breve explicación para aquellos menos versados en estas ideas abstractas. Lo que está diciendo Kant es que entre todos nuestros comportamientos, especialmente en aquellos que vamos buscando un objetivo, que son la mayoría, se pueden cambiar por dinero; es decir, los realizamos porque en última instancia obtenemos un beneficio, en los tiempos que corren, casi seguro que expresable monetariamente. Pero hay comportamientos que no tienen precio; no hay dinero en el mundo por los que intercambiarlos. Eso es la dignidad. 

Por supuesto no he descubierto el Mediterráneo. La Declaración Universal de Derechos Humanos arranca de este concepto. Aparece en el Preámbulo, pero es un concepto fundamental también en el primer artículo: 

"Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros."

Todo parece bienintencionado en el anuncio de esta compañía telefónica. Pero, ¿Es digno comerciar con la enfermedad, con la vida, o con la muerte?

Inevitablemente, aunque sin relación aparente, me encuentro pensando en la guerra recién inaugurada. Esta en  la que Rusia , como no podía ser de otra manera, ha vetado su condena en  la ONU, recordad, la institución responsable de los Derechos Humanos.  Y seguimos lo que está pasando a través de las diferentes pantallas como si de un espectáculo más se tratara. 

 Me produce indignación, sin saber muy bien si estoy siendo cínico o hipócrita; si siento vergüenza ajena o propia. 

¿Es Putin, un ególatra, el responsable único de semejante insensatez? ¿O es un signo de los tiempos, de deseos e intenciones ocultas?

Ursula Von Der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, ha respondido a Zelenski, el presidente ucraniano en relación a su petición de entrada en la Unión Europea:

“Proteger nuestra libertad tiene precio. Vamos a pagarlo porque la libertad no tiene precio”

Tiempo de mojarse. Con los políticos nunca se sabe, pero me parece que esto es Europa. Un poco de esperanza. ¡Me apunto!💪

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