LOTERÍA NAVIDEÑA Y EL PUERCO ESPÍN DE SCHOPENHAUER.
Pues nada. Ya está aquí otra vez la Navidad, o sea, la competición entre diferentes marcas comerciales para conseguir el mejor anuncio, o al menos el que más publicidad consigue. Y el de la lotería tiene siempre muchas "participaciones"😅.
Este año es una síntesis de diferentes posturas filosóficas clásicas acerca de la sociabilidad humana. El núcleo de la historia es puro Sartre: "El infierno son los otros" (en su obra "Puerta cerrada"). Las relaciones con los demás, con la propia familia, las laborales, las relaciones con la administración (los que están/estamos detrás de ella) las relaciones sociales a través de las redes😶... En una sociedad como la nuestra de absoluta interdependencia, el otro acaba volviéndose insoportable. Seguro que no resulta extraña esa sensación de la protagonista del anuncio de querer que desaparezca todo el mundo, sobre todo si le añadimos el estrés y la ansiedad inherente a una vida hiperocupada sin tiempo para el reposo, en la línea del tantas veces mencionado aquí Byung Chul Han.
Cuando le es concedido ese deseo, se abre ante ella el paraíso. Comienza a gozar de la soledad, incluyendo disfrutar GRATIS de todo tipo de bienes materiales, y también culturales, que puede ofrecerle una ciudad como Madrid. La prueba es que se acerca tanto a Las Meninas de Velázquez que incluso se permite el lujo de oler el cuadro.
Como de muchas otras cosas, Aristóteles fue de los primeros en reflexionar sobre la sociabilidad del ser humano, estableciendo que no seremos plenamente humanos si no es dentro de una comunidad social como dice insistentemente en su Política. Y esa sociabilidad comienza por la familia. Pronto se da cuenta de este hecho la protagonista olvidándose del infierno sartriano cuando su padre no le coge el teléfono.
Sin embargo es otra escena lo que me ha sorprendido: que la cámara se fije en el billete de veinte euros. Tras haber disfrutado ¡!gratis! de todo lo que ofrece una gran ciudad, en un ataque de nostalgia acude a una Administración de Lotería y ¡paga! la lotería. En un análisis frío en ese universo no tiene sentido que quieras que te toque la lotería: ¿Para qué? Como tampoco lo tiene que pagues. Bueno, sí; sentido emocional. Empujada por su sentimiento de culpa por haberse olvidado de "comprar" el décimo intenta recuperar su perdida realidad social apelando a lo sobrenatural, haciendo cierto esa creencia popular de que si quieres que te toque la lotería, hay que pagarla. Por el dinero a la emoción; por la emoción al dinero. La lotería de Navidad, tradicionalmente en España, se intercambia con los seres queridos. No obstante esto es un blog de filosofía: no puedo evitar pensar el papel central que aquí ocupa el dinero, hasta el punto de que el billete merece un primer plano y quien sabe si no compra a alguien la realidad para que mute en un sueño.
Para rematar la cuestión de la sociabilidad humana, dos autores que seguramente dan en el clavo. Kant habla de la "insociable sociabilidad" del ser humano en su "Historia universal en sentido cosmopolita" yendo más allá de Aristóteles pero sin llegar a Sartre. En la misma línea Schopenhauer en boca de Merlí, ya sabéis la serie de televisión: "Los seres humanos son como los puerco espines: cuando hace frío se juntan para darse calor, pero si se acercan demasiado se pinchan y entonces tienen que guardar las distancias". Bien es cierto que esta fábula de Parerga y Paralipómena termina con una recomendación muy Schopenhaueriana que no voy a desvelar.
En fin, vamos a comprar lotería que empieza el frío y apetece arrimarnos lo suficiente a nuestros congéneres más cercanos para compartirla, si es posible antes de comenzar a pincharnos. 😉
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