¿Pero pensar no es gratis, ING?





    Todo se compra y se vende, hasta el pensar. En esta campaña publicitaria de hace unos años, ambientada en lo que parecía una época de ruido, intranquilidad y ajetreo ING intentaba ser original proponiendo tranquilidad y silencio. Un spot publicitario en el que apenas hay contenidos; solo una música de fondo, el color de la marca y el eslogan: "ING patrocina pensar".

A los que nos dedicamos a la filosofía  se nos pusieron los ojos como platos. Por supuesto la interpretación obvia era intentar escapar del ruido permanente que había en nuestra sociedad, en la vida cotidiana de cada cual, en la televisión en particular. No es casualidad que en uno de los spots se pague a un tertuliano para que no diga nada y en otro a un actor publicitario.





Buena idea pues. También contra la tendencia en publicidad dónde cada vez hay más sobreestimulación de los sentidos porque es más difícil llegar y sorprender, captar la atención. Y si lo hace es difícil mantenerla más allá de unos pocos segundos aún con un máximo de estimulación. Es dónde nos ha llevado la agilidad de internet y las redes sociales...
Pero no nos dejemos engañar: pensar es gratis, o al menos eso pensaba hasta ahora. O quizás no... Pensar efectivamente conlleva tiempo y tranquilidad. El pensamiento surgió en Grecia precisamente a partir del ocio, del tiempo libre. Hoy no tenemos ni lo uno ni lo otro. Huimos de la tranquilidad y el ocio lo tenemos ocupado de antemano. ¿Nos da miedo quedarnos a solas con nosotros mismos? ¿Nos da miedo encontrarnos con la verdad? A lo mejor ING tiene razón y hay que patrocinarnos para que pensemos...
                

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