¿Comería Aristóteles jamón de pavo Campofrio con Karra Elejalde esta Navidad?




 Reconozco mi oportunismo de entrada. Debe haber pocos momentos más adecuados para un blog como este, dedicado a pensar la publicidad: el anuncio de Navidad de Campofrio, que se ha convertido en un clásico, desbancando incluso al de la lotería. Me dejo llevar por la Navidad, ¡Qué coño! Autoregalo porque me apetece😁

Es característica común a todos estos spots la emotividad: es innegable como conectan con la gente. Sobre la importancia de las emociones en la publicidad actual y a qué debemos estar atentos, tenéis un análisis filosófico más profundo, y más pesimista, justo en la entrada anterior a ésta, por lo que no voy a insistir en  ello;  otra concesión a eso que denominamos Navidad. 😉

Es un spot largo. Me podría extender mucho solo en el análisis filosófico-psicológico, pero voy a intentar limitarme a lo más destacado; analizar por qué conecta tan fácilmente con nosotros y por qué cuando acabamos nos sentimos reconfortados hasta el punto de que se nos escapa una lágrima...¿de alegría?. 

Ya tienen terreno ganado con la elección de los actores, la mayoría de ellos muy cercanos y "campechanos" (tanto como su lenguaje): Karra Elejalde y Candela Peña entre otros. Por cierto, ambiciosos también en cuanto al público al que va dirigido: no solo población madura, sino también la chavalería, al incluir al "cejas" (un jovenzuelo rapero) y un actor de "La casa de papel" (Darko Peric). 

El tono del anuncio siempre es amable y desenfadado, con un humor "blanco", como la decisión de no ducharse....No obstante, el comienzo es pesimista y triste. Se pasa revista a los acontecimientos actuales y realidades sociales más negativas de los últimos tiempos: la pandemia (epicentro del spot), el brexit, el bitcoin (la inestabilidad económica), el robot aspirador (los peligros de la tecnología y las redes sociales), los okupas... hasta la amistad y el amor tienen sus peligros. Incluso reírse: las arrugas. Para rematar, la subida de la luz.😤  Un breve resumen de los temas sociales que más nos han ocupado y preocupado, emocionado y cabreado, en este último año. No se puede estar peor ni ser más pesimista. Así que el protagonista opta por "quitarse de todo", dejar de vivir: "Vivir acojona". 

Y viene la remontada: el desastre del volcán en la isla de La Palma y el testimonio de una de las víctimas de tal desgracia permite equilibrar el estado de ánimo del actor vasco. Se detectan fácilmente herramientas psicológicas que se utilizan para remontar la tristeza e incluso superar la depresión: cambiar la perspectiva o relativizar lo que te está sucediendo, desenfocar la atención, volverla hacia otra parte. Si esta gente que lo está perdiendo todo es capaz de animarnos para seguir adelante, ¿a qué altura moral me encuentro yo que no tengo mayores problemas? parece decirse Karra. 

El primer plano del actor con los ojos vidriosos a punto de llorar conmovido por la valentía (o podríamos decir "resiliencia" en lenguaje psicológico actual) nos hace sentirnos como unos cobardes egoístas y nos da la fuerza suficiente como para volver a vivir. Un detalle: abre unas cortinas, aletheia, que entre la luz, metáfora que siempre funciona para indicar conocimiento, progreso en la dirección adecuada y no digamos el sol, imagen del bien ya desde la caverna de Platón...Y de ahí todo rodado: socializar (los extraños dejan de serlo cuando hablas con ellos) compartir, ducharse, por supuesto, y el "papeo", uno de los dos momentos en que aparece el producto, diferentes carnes, no lo olvidemos. Eso es lo que hay que comprar...El otro momento en que aparece el producto, por si no habíais reparado, se encuentra en la primera parte todavía, cuando al abrir el frigorífico aparecen varios productos de la marca y nos dice Karra:  "la comida que te encanta está ahí, para tentarte". No hace falta comentario ¿No?😈

La frase final: "Lo que más me acojona es que se nos olvide que vivir es acojonante".

 Y el slogan: "Que nada ni nadie nos quite nuestra manera de disfrutar de la vida" mientras celebran una pequeña fiesta.😕

 Cuando se lanzó la campaña, en medio de un optimismo generalizado en España por haber superado la pandemia, se preveían unas Navidades a la antigua usanza. A día de hoy ¿cómo interpretarlo? Me aventuro a decir que nos encontramos en el momento de mayor incertidumbre de esta pandemia, y el comportamiento social va a ir a los extremos. Desde los que piensan que estamos al principio del final hasta los que piensan que lo peor está llegando...Incluso algún medio influyente habla de "el fallido anuncio de Campofrio" o que "ya estaba hecho" por su final. 

El spot tiene millones de visualizaciones y los comentarios parecen no tener fin. La mayor parte elogiosos por ayudar a levantar el estado de ánimo; eso si, de los primeros días de Diciembre cuando fue lanzado. Unos pocos como apoyo ante una campaña del miedo... (sin comentarios)😏 Y uno me llama la atención porque yo también lo había pensado: "Ni un trapo en la boca en todo el anuncio. Gracias" Pero no sé si reparamos en él por el mismo motivo... Yo lo hago porque se las han ingeniado para sumergirnos en la pandemia sin que se vea una sola mascarilla y el "comentarista" está a medio camino entre el hartazgo  y las conspiraciones.

 ¿Qué hacer esta Navidad? ¿Puede ayudarnos la filosofía en una tesitura como ésta?. Estos días reivindicamos una vez más la presencia de la filosofía en la nueva ley de educación que está por venir; así que es el momento de demostrar su utilidad.

¿Qué haría Aristóteles en estas circunstancias? Me quedo con Aristóteles y su prudencia entendida como término medio: 

La virtud es, por tanto, un hábito selectivo, consistente en una posición intermedia para nosotros, determinada por la razón y tal como la determinaría el hombre prudente. Posición intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto. Y así, unos vicios pecan por defecto y otros por exceso de lo debido en las pasiones y en las acciones, mientras que la virtud encuentra y elige el término medio. Por lo cual, según su sustancia y la definición que expresa su esencia, la virtud es medio, pero desde el punto de vista de la perfección y del bien, es extremo. (Aristóteles, Ética a Nicómaco, libro 2, 6)

"El Carpe Diem" (vive el momento, juerga sin pensar en el mañana) en un extremo, muy atractivo; encaja perfectamente en los tiempos de crisis. El problema es que en el mejor de los casos, hay un después. En el otro extremo, encerrarse en casa, entrar en pánico. El viejo Aristóteles en nuestra ayuda: Mascarilla, ventilación, distancia, tests... sentido común y a seguir viviendo.

Buenas y racionales Navidades. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

NORIT, EL DETERGENTE FILOSÓFICO

Libertad ING: Inexplicable Necesidad de Guasa. Con la desinteresada colaboración de Chat GPT 3.5 (o de la claudicación del ser humano).

Apple y el espíritu absoluto de Hegel