NIHILISMO SANITARIO NAVIDEÑO




 

¡Cuidarnos nos hace humanos! dice Sanitas. Con un ínfimo olfato filosófico, inmediatamente nos daríamos cuenta de que lo que pide este anuncio es hablar de ética. Y lo vamos a hacer, pero de otra forma. Pido disculpas por adelantado, porque vuelvo a traicionarme y a traicionar lo que pretende ser este blog; hoy también "citas a porrillo" y más dificultad de la pretendida. Y muchos lugares comunes. Sí hay novedades; frente al pesimismo de las últimas entradas (perdón por autocitarme) un poco de claridad y de "positividad" (en jerga de los que pretenden haber descubierto el Mediterráneo). Me atrevo a insinuar una píldora filosófica. Eso sí, siempre circunstancial, en el sentido orteguiano, y como "microfilosofía" o incluso antifilosofía. Y con estos límites: ni utopías, ni religión, ni salvadores ¿Ni pastor, ni amo?😲 Veamos qué me queda.

En Navidad, la época más emocionante del año, es casi ya tradición que compitan por mi atención los anuncios de Campofrío y de la lotería; este año se impone uno de Salud. No es un simple anuncio, es toda una serie. Cuatro capítulos, eso sí, breves, condición para un consumo masivo. Una campaña de presentación como si fuera una película. Publicidad que no lo parece. 

Se trata de vender la salud, su optimización. Y se me viene a la cabeza un texto de Sloterdijk de su razón cínica en el que habla de la experiencia de hojear una revista. Señala como aceptamos con indiferencia "informes de muertes masivas en el Tercer Mundo entre anuncios de vinos espumosos, reportajes sobre catástrofes ecológicas junto al salón de la más reciente producción automovilística..."  Mientras los sistemas públicos de salud amenazan con el colapso, Isabel Coixet, reputada y comprometida cineasta, al menos con los derechos de la mujer, dirige una campaña de Sanitas, un seguro privado de salud nada menos que para defender una ética del cuidado: la necesidad que tenemos los unos de los otros. ¿Acaso sin darse cuenta de que no todo el mundo puede permitirse pagar para ir al médico...? Pero como dice Sloterdijk lo vivimos con naturalidad. No la culpo. No es la excepción. Es lo habitual. Nunca antes hemos estado sometidos a tal variedad y cantidad de información, estímulos y emociones.

Ha escrito Krugman estos días, nombrando a Musk, que estamos en manos de genios emprendedores que en realidad se han convertido en "oligarcas quisquillosos" máximos exponentes del culto a la individualidad. Y para mantenerla es necesaria la salud. Y nosotros "pobres mortales" también queremos.  Y Musk, como Bezzos, entre otros (sí, ya sé que aparecen mucho por aquí; tal es su poder) nos ofrecen su beneficiencia e investigan para el progreso de la humanidad, para ser transhumanos ¿Se percibe el sarcasmo? 

Nunca antes hemos tenido que gestionar un yo con tantas posibilidades; quiero decir oportunidades. ¡Lo quiero todo! ¡Puedo serlo todo! Para ello se nos pide, habría que decir nos autoexigimos, máxima productividad que nos obliga a optimizar el tiempo y su calidad. ¿Vivir con la lengua fuera?

Una alternativa para sobrellevarlo: quitar toda importancia, ningunear absolutamente todo, hasta el sentido (o el sinsentido), como escribe una chica que me ha inspirado. Ante la ubicua y abrumadora búsqueda de sentido, el sinsentido absoluto: nihilismo, global, no solo moral. Simplificándolo mucho (se me da muy bien) me quedo con que "nada importa" o incluso más allá: "lo importante es la nada". A la pregunta fundamental "¿Por qué hay algo y no más bien nada?" el nihilista "cínico" responde: lo que hay es la nada... Contextualicemos un poco. No es tan malo como parece.

Antes de nada😂 ¿Cómo alcanzar este estado de consciencia? Algunas propuestas. Compárate con el espacio y el tiempo del universo ¿Un astronauta al contemplar la Tierra desde el inmenso espacio comprenderá este nihilismo? ¿La insignificancia de la vida de cada uno e incluso de la propia humanidad en términos de la inmensidad del universo? 

Otra propuesta. La muerte presente a cada momento, "imaginando que cada aliento es el último, que cada aliento se convierte en un regalo al llegar" que escribe esta chicaO de una manera más amena puedes empatizar con "Michael", de la divertida y filosófica serie "The Good Place" cuando aún siendo inmortal, llega a ser consciente del significado de la muerte, del "no-ser" ya yo.

Supongamos que lo hemos conseguido. Me doy cuenta de que no soy importante; de que nada es importante. Veo dos opciones, una la ya explorada, la de Musk y compañía: negar la nada; intentar vivir como si no fuéramos a morir, como si fuéramos todopoderosos. Tengo una noticia: ustedes también morirán. En términos clásicos: "Memento mori", recuerda que vas a morir. Quizá piensen que congelados, criogenizados, después resucitarán. 🙈 ¿Cuánta verdad pueden soportar? Pueden vivir, morir, engañados, pero esto es un blog de filosofía...

Para el "resto de los mortales" ¿Cómo no caer entonces en en el egoísmo más recalcitrante, incluso superior al vigente? ¿Cómo no dar la razón al comportamiento de Musk? Porque es cierto que nos conduce a vivir al día, incluso al momento,  más allá incluso del manido "Carpe diem", al reivindicar una experiencia permanente y presente de la finitud. Ese es el nihilismo pesimista de Chidi en The Good Place .

Antes de que dejéis de leer, os presento a Wendy Sifret, que me ha servido para rellenar algunos huecos y tornar lo negativo en positivo: un nihilismo optimista (disculpadme porque también hay mucho inglés. No lo he encontrado en español; espero que os apañéis al menos como yo). Os la recomiendo. Esta chica exhorta a que vivamos cada momento como si fuera el último. Es la mejor, la única forma, de filtrar el sentido, de separar la información, los estímulos, las emociones y seguir viviendo, encontrando algún valor propio. Pero cuidado. Al mismo tiempo tened en cuenta un poquito aquello que durará más que yo, algo que valga la pena. Una especie de epicureísmo y estoicismo adaptado a los tiempos.   Parafraseándola:

 "El poder de limpieza del nihilismo "alegre" 😬(sunny nihilism). Esta es una especie de nihilismo optimista que resalta la delicada belleza de la existencia, lo absurdo de la vida y el excitante caos de lo cotidiano."

Os deseo una Feliz aunque nihilista Navidad y un optimista, no creo que próspero, año nuevo. Para cumplir con la tradición comeré las uvas de la suerte junto a mi familia mientras siguen cayendo bombas en Ucrania. Durante las doce campanadas y las correspondientes uvas que como, tres personas" morirán de hambre en el mundo, una cada cuatro segundos. Y no me atraganto. Son uvas sin pepitas, un hito del progreso científico. Sigo "Sanito".  ¿Y tú?

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